Pendientes del texto definitivo que, en su día, aprobarán Parlamento y Consejo, podemos adelantar que parece que probablemente poco o nada cambiará por lo que se refiere al hecho de que el etiquetado alimentario continuará siendo el elemento central de la futura normativa, mientras que la regulación de la publicidad alimentaria será tratada de forma secundaria . Dicha regulación seguirá basándose en una extensión de las prohibiciones o limitaciones aplicables fundamentalmente al etiquetado, tal como ocurre en la Directiva 2000/13/CE [véase en este sentido la coincidencia de la expresión utilizada en los considerandos n° 20 del texto propuesto y n° 14 de la Directiva 2000/13/CE].