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Popular Press
La democracia en subasta
Milenio (2017)
  • Javier Martín Reyes
  • Sergio López Ayllón
Abstract
El reclamo ciudadano es justo. Resulta sensato y plausible que los partidos políticos aporten para la reconstrucción una parte de los cuantiosos recursos que reciben. Más allá de esta demanda, lo que existe es indignación y desencanto con los partidos y la política. La brecha que se ha abierto es inmensa. 

Incapaces de ofrecer una propuesta articulada y solidaria, los partidos políticos, todos, han respondido con demagogia. Hemos sido testigos de una inverosímil puja por dar la respuesta "políticamente correcta". Cada partido, solo o en alianza, fue subiendo la oferta hasta llegar al absurdo de plantear una reforma constitucional que elimine de golpe 100 por ciento del financiamiento público y, ya entrados en gastos, que reduzca el número de legisladores plurinominales. Música para los oídos de los (justamente) indignados, pero también una increíble falta de responsabilidad. 

Lo primero que habría que preguntarse es por qué conviene financiar a los partidos con recursos públicos. Nuestro sistema constitucional reconoce que éstos son condición necesaria para que funcione la democracia. Su propósito último, dice la Constitución, es permitir el acceso de los ciudadanos al poder público para darle vida a sus programas, principios e ideas. El financiamiento público permite que el acceso a la representación sea plural y relativamente equitativo. Además, reduce el riesgo de que solo puedan acceder al poder quienes cuentan con más recursos. En pocas palabras, permite que la política pueda ser un espacio de todos. 

¿Qué sucedería si se elimina el financiamiento público? ¿Quién pagaría entonces las campañas y la operación de los partidos? Respecto a estas preguntas ninguno de los proponentes ha dicho "ni pío". Pero sabemos que el riesgo de que sean capturados por los poderes fácticos, legales o ilegales, es evidente. Casi nadie los financiará por amor a sus colores. Por ello, corremos el riesgo de que la política se vuelva coto de lo privado y de encarecer aún más el costo de la democracia. 

Lo anterior no significa que nuestro modelo sea idóneo. Todo lo contrario. Hoy las campañas son muy caras y es mucho el dinero público que se gasta en ellas, al que además se suman con frecuencia recursos de procedencia ilícita. Asimismo, en las campañas abundan las promesas huecas, la fiscalización suele ser insuficiente y la rendición de cuentas es casi inexistente. Hay mucho que corregir. Para ello, debemos repensar el modelo en su conjunto: reducir los montos, hacer campañas breves y con contenido, así como fiscalizar con exigencia y eficiencia. En todos los casos, eliminar el financiamiento público no es parte de la solución. 

Pero no solo contentos con cercenarse los medios para cumplir con su función constitucional, el PRI ha propuesto reducir el número de diputados y senadores plurinominales. Bajo el supuesto de que hay "muchos legisladores" y que "no aportan nada", sacrifican en el altar de la pureza el mecanismo más importante para asegurar una adecuada representación de la diversidad de la nación. Los datos son contundentes. Sin esta figura habríamos tenido un Congreso mucho menos plural y con una sobrerrepresentación aún mayor, principalmente del PRI. 

La demagogia se define como la "práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular". Lo que hemos atestiguado en los últimos días es un ejemplo perfecto. Los partidos han buscado explotar la indignación de los ciudadanos y las necesidades que siguen al desastre para jugar con las expectativas y quedar bien con el respetable. Así, eluden su responsabilidad de construir democracia y ofrecer alternativas viables y responsables para solucionar los muchos problemas que enfrentamos. 

Los cambios, sin duda necesarios, no pueden responder a una lógica centrada en las elecciones inmediatas. Urge un debate serio que ponga en blanco y negro las ventajas y las consecuencias de lo que se ha propuesto. Eso, si queremos una democracia que, con todos sus problemas, pueda servir al país. Sobran, en cambio, el pan y el circo.
Keywords
  • financiamiento público,
  • partidos políticos,
  • fiscalización
Publication Date
September 28, 2017
Citation Information
Javier Martín Reyes and Sergio López Ayllón. "La democracia en subasta" Milenio (2017)
Available at: http://works.bepress.com/javier_martin/37/