Skip to main content
Contribution to Book
No me vengan con que la ley es la ley: el Estado de derecho en tiempos del populismo obradorista
El daño está hecho. Balance y políticas para la reconstrucción (2023)
  • Javier Martín Reyes, Universidad Nacional Autonoma de Mexico
  • Sergio López Ayllón, Universidad Nacional Autónoma de México
Abstract
El presidente López Obrador tiene una peculiar relación con la Constitu- ción, la ley, la judicatura, la abogacía y, en general, el derecho. El discurso de las mañaneras —ese peculiar espacio público en el que López Obrador gobierna, informa, estigmatiza y sermonea por igual— revela una con- cepción sobre la arquitectura jurídica que suma lugares comunes, ideas simples, ambigüedades, contradicciones, pragmatismo y, a veces, hasta una dosis de idealismo.
Así, con una retórica que pretende emular al juarismo,1 ha sostenido que “al margen de la ley, nada; por encima de la ley nadie” y que “la ley está hecha para beneficiar al pueblo, para proteger al pueblo”.2 Al mismo tiempo, ha tenido expresiones que abiertamente menosprecian el orde- namiento jurídico. Una de las más memorables es, sin duda, su famoso “no me vengan a mí de que la ley es la ley”,3 pero igualmente ha dicho que “por encima de la ley está el pueblo, está la democracia”,4 o que, “cuan- do uno tiene que decidir entre el derecho y la justicia, hay que inclinar- se por la justicia”.5
La justicia, como puede verse, está presente en el pensamiento jurí- dico del presidente. Pero, ¿qué es la justicia para López Obrador? Poco más que una colección de ideas sueltas. Así, la justicia es “darle más al que tiene menos porque no puede haber trato igual entre desiguales”,6 pero también “la justicia es el que se pueda juzgar a quienes cometen ac- tos de corrupción en el tribunal ciudadano, en el tribunal del pueblo”.7 Y, de igual forma, la justicia es “castigar al que comete un delito, pero tam- bién la justicia es prevenir el que no se cometan delitos”.8
Algo similar sucede con la concepción que el presidente tiene de la Constitución. Aquí es igualmente posible encontrar simplificaciones, tensiones y contradicciones. A ratos, parece que López Obrador es un de- fensor de la supremacía constitucional y del contenido de la Carta Magna mexicana. Ha dicho, por ejemplo, que “no se puede contradecir nada que ya esté establecido en la Constitución, porque la ley de leyes es la Cons- titución” y que, por lo tanto, “una ley secundaria no puede contradecir a un artículo constitucional”.9 En sentido similar, ha enfatizado que “hay que jugar con el librito, porque lo que está escrito en nuestra Constitu- ción es producto de una larga historia de buenas relaciones, de agresiones a nuestro territorio, de humillaciones, de sangre, de martirio, de los da- ños causados por la guerra”.10 Incluso ha llegado al extremo de decir que, a diferencia del pasado, “no vamos a violar la Constitución”.11
Al mismo tiempo, no ha escatimado en sus críticas al contenido mis- mo de la Constitución. En ese sentido, ha enfatizado que las reformas hechas durante el periodo neoliberal la desfiguraron: “Todavía no me responden a la pregunta de cómo fue que en 36 años reformaron la Cons- titución muchísimas veces, hasta quitarle su origen, la letra y el espíritu original de la Constitución del 17, casi la aniquilan”.12 En la misma línea, ha dicho que “todas las reformas que hicieron a la Constitución fueron para perjudicar al pueblo y beneficiar a una minoría”13 y con ello “la adap- taron para saquear, se legalizó el robo”.14
En cuanto a la división de poderes, el presidente evidencia las mis- mas tensiones. En algunas ocasiones se ha mostrado respetuoso del sis- tema de pesos y contrapesos. “Somos respetuosos de la división y equili- brio entre los poderes”, ha dicho.15 En la mayoría, sin embargo, muestra que su posición es condicional: respeta al poder que controlan su partido y sus aliados, mientras que ataca al que no. Según el presidente, en el pa- sado “el Poder Legislativo y el Poder Judicial estaban subordinados, desde la presidencia se daban órdenes y eso ya se terminó”.16 En igual sentido, ha dicho que “antes el Poder Legislativo estaba al servicio de los intere- ses económicos y financieros, ése era el distintivo principal de la Cámara de Diputados y Senadores, ahora es distinto, ya es otra cosa”. Incluso ha dicho que “el Congreso era un tianguis, ahí se comerciaba todo, se inter- cambiaban los votos, se compraban los votos”.17
Esta visión positiva sobre el estado actual del Poder Legislativo con- trasta con sus críticas a la judicatura, especialmente cuando sus decisio- nes van en sentido contrario de las intenciones presidenciales. Para Ló- pez Obrador, el Poder Judicial es un obstáculo para la transformación. Las personas juzgadoras “están en contra del pueblo” y “son representan- tes de la oligarquía, de la minoría corrupta, rapaz”.18 Su adversidad, ade- más, no admite matices: “todo el Poder Judicial es un poder al servicio de una minoría, no está al servicio del pueblo, no imparte justicia tomando como actor principal al pueblo”.19 Por eso, ha sido claro en decir que la ju- dicatura necesita una renovación radical y que “la mejor forma es que se elija a los jueces, a los magistrados, a los ministros; que se elijan de ma- nera directa, que sea el pueblo el que los elija”. Para ello ha anunciado su intención de llevar a cabo una reforma constitucional —lo que coloquial- mente se ha conocido como el Plan C.
Todo lo anterior permite ilustrar cómo la relación entre el derecho y el presidente López Obrador es compleja y no está exenta de matices. Es cierto que hay diversos trabajos y análisis que han concentrado su atención en la inconstitucionalidad o la ilegalidad manifiesta de ciertas acciones legislativas o administrativas realizadas durante el sexenio.20 Al poner el foco en las constantes violaciones a la Constitución y a la ley, es- tos análisis implican, explícita o implícitamente, que el gobierno de Ló- pez Obrador se caracteriza por la tensión permanente entre política y de- recho, y que la primera prevalece sobre el segundo. Sucede, sin embargo, que estos trabajos dejan de lado las otras formas en que la administra- ción obradorista ha usado el derecho como mecanismo de acción e inclu- so como instrumento de cambio.
Así, creemos que ha habido una evolución en la posición de López Obrador respecto del ordenamiento jurídico. En un primer momen- to, echando mano de su legitimidad democrática, apostó por realizar su “transformación” por medio de decisiones administrativas y de ciertas reformas legales y constitucionales. Sin embargo, las pretensiones presi- denciales, con el paso del tiempo, se toparon con la activación de diver- sos contrapesos legislativos y judiciales. Así, parece que el presidente ha entendido que la refundación de la República que plantea la 4t requiere también de una refundación jurídica.
En este texto argumentamos que existe una tensión estructural entre el derecho y el régimen lopezobradorista que se traduce en una lógica ins- trumental sobre el primero: si las normas existentes sirven, se usan; si no sirven, se modifican, y si no es posible modificarlas, se ignoran. Así, lue- go de exponer brevemente y de manera cuantitativa la producción jurí- dica del sexenio, analizaremos diversos casos que muestran que existen: 1] normas jurídicas que han servido al gobierno de López Obrador, 2] nor- mas jurídicas que se han modificado mediante las muchísimas reformas constitucionales y legales que se han promovido durante su administra- ción y 3] normas jurídicas que se han vulnerado y que, con frecuencia, han activado los mecanismos de control judicial. En la última sección del trabajo avanzaremos algunas ideas que creemos pueden ayudar a la com- prensión teórica del fenómeno jurídico que vivimos y que anuncia una profunda ruptura entre la concepción que tiene López Obrador del dere- cho y aquella que subyace en el modelo del Estado constitucional demo- crático de derecho. 
Keywords
  • López Obrador,
  • obradorismo,
  • lopezobradorismo,
  • Estado de Derecho,
  • democracia constitucional,
  • populismo
Publication Date
December, 2023
Editor
Ricardo Becerra
Publisher
Grano de Sal
ISBN
978-607-59861-4-2
Citation Information
Javier Martín Reyes and Sergio López Ayllón. "No me vengan con que la ley es la ley: el Estado de derecho en tiempos del populismo obradorista" MéxicoEl daño está hecho. Balance y políticas para la reconstrucción (2023) p. 49 - 72
Available at: http://works.bepress.com/javier_martin/159/