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Popular Press
Caso Lozoya: Pato por liebre
Reforma (2021)
  • Javier Martín Reyes, Centro de Investigacion y Docencia Economicas
  • Juan Jesús Garza Onofre, Universidad Nacional Autónoma de México
Abstract
Pato por liebre Juan Jesús Garza Onofre y Javier Martín Reyes  No fueron las reglas del sistema de justicia en este país, tampoco las promesas de acabar con la impunidad proclamadas por la actual administración, ni mucho menos la voluntad de Alejandro Gertz Manero. Al final, de manera bastante bochornosa, pudo más la obscenidad y la soberbia de Emilio Lozoya cuando hace varias semanas degustó, en público y junto a la agradable compañía de varios amigos, un oneroso pato a la Pekín. Y es que, según la propia Fiscalía General de la República, el hecho de que el ex director de Pemex fuera a comer con “poco pudor procesal” a un lujoso restaurante ubicado al poniente de la Ciudad de México (¡a pesar de no haber violado su medida cautelar!), significó una absoluta falta de respeto y una provocación a las autoridades, que, dicho sea de paso, también sirvió para probar que Lozoya cuenta con una amplia red de protección y con el suficiente poder económico para darse a la fuga. Así, el día de ayer, en una audiencia en la que la defensa de Lozoya volvía a solicitar tiempo para obtener más datos de prueba, la Fiscalía, finalmente, decidió retirar algunos de los privilegios de los que ha gozado este personaje a lo largo de varios meses. Lo ocurrido a partir del pato pequinés, aunque parezca trivial, en absoluto es menor. Por un lado, la nueva postura de la Fiscalía complica la principal apuesta de la defensa de Lozoya: la aplicación de un criterio de oportunidad, esto es, que no se proceda en su contra por aportar información “esencial y eficaz” para perseguir delitos más graves. Por otro lado, intenta mandar un mensaje claro: ya no habrá más episodios gastronómicos, ni banquetes chinos con brazaletes electrónicos. Lozoya estará en la cárcel mientras el proceso siga en curso. Sin embargo, y teniendo bien en claro que hacer justicia en la trama Odebrecht va más allá de dictar prisión a una sola persona, el futuro del caso resulta bastante incierto. Múltiples preguntas saltan a la vista: ¿La Fiscalía dará una nueva oportunidad para que a Lozoya se le aplique el criterio de oportunidad si (ahora sí) aporta información relevante? En caso de ejercer la acción penal contra Lozoya, ¿podrán Gertz y su equipo demostrar su culpabilidad más allá de cualquier duda razonable? ¿Reparará Lozoya el daño? ¿Continuarán las investigaciones contra otros señalados o la Fiscalía se conformará con procesar al ex director de Pemex? Más allá de los detalles técnicos, el episodio es fiel reflejo del lamentable estado de la procuración de justicia en México. Tenemos una Fiscalía impulsada más por golpes mediáticos que por el interés público; sin algún tipo de política de persecución penal definida; que, antes que guiarse por su deber de imparcialidad, más bien actúa conforme a las presiones presidenciales y los vengativos ánimos de su titular; y que, sobre todo, apuesta más por la prisión sin juicio que por las sentencias condenatorias. Hoy, lo sorprendente no es que Lozoya pise la cárcel, sino que alguien tan incompetente como Gertz pueda mantenerse como titular de la Fiscalía. La absurda persecución contra 31 científicos, la turbia contratación de programas para el espionaje masivo de teléfonos móviles, el uso de la institución que dirige con fines personales y la disputa por el tema del nombre de la UDLAP son tan solo una pequeña muestra de los escándalos que han rodeado al primer fiscal general de México. Probablemente, a sus 82 años, Gertz Manero no tenga ningún incentivo para renunciar a un puesto que podría desempeñar hasta 2028. Pero la Constitución es clara al señalar que el presidente de la República puede remover al fiscal general por las causas graves que señale la ley. Y, a estas alturas, sería difícil negar que quien ostenta dicho cargo ha sido un fiscal incapaz, que ha abusado de sus funciones, que ha utilizado sus influencias para beneficio propio y que ha incumplido con sus obligaciones constitucionales. Se suele usar la expresión "dar gato por liebre" cuando existe un engaño de forma deliberada y con intención de dar algo distinto a lo que en un principio se había pactado. En México, con la Fiscalía que tenemos, queda claro que no se esclarecen los hechos delictivos, ni se combate la impunidad, mucho menos se garantiza la reparación del daño. Esa es la procuración de justicia que tenemos. Una procuración parcial e inservible, empeñada, en todo caso, en darnos pato por liebre. 
Los autores son, respectivamente, investigadores del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y de la División de Estudios Jurídicos del CIDE.
Keywords
  • Corrupción,
  • FGR,
  • Fiscalía General de la República,
  • Emilio Lozoya,
  • Criterio de oportunidad
Publication Date
November 4, 2021
Citation Information
Javier Martín Reyes and Juan Jesús Garza Onofre. "Caso Lozoya: Pato por liebre" Reforma (2021) p. 10
Available at: http://works.bepress.com/javier_martin/128/