Muchos hechos de violencia y de ilegalidades han pasado estos últimos años en la provincia de Manabí. Hoy se ha convertido en la segunda provincia con las tasas más altas de homicidios y asesinatos del país, luego de Esmeraldas. Pero también se ha convertido en un lugar estratégico para el narcotráfico: allí se puede encontrar laboratorios de procesamiento, algunas rutas, lugares de exportación, el lavado en distintos sectores de la economía y el sicariato. En definitiva, estas actividades se hacen fuertes en la provincia, gracias a razones internas y externas que explican una buena parte del problema.

Allí, por ejemplo, el caso de la banda de “Los Choneros” que tiene una trayectoria delictiva que supera la década de existencia. Nacen a fines de los años 90 del siglo pasado en Chone, donde empiezan su carrera delictiva ligada al micro tráfico y destinado al consumo interno, para luego ser cooptados -bajo la modalidad de la tercerización- por los cárteles mexicanos, las bandas colombianas o las organizaciones peruanas para que aporten al procesamiento y a la exportación internacional por las rutas tradicionales de los narcóticos. En este momento llegan a Manta para fortalecerse, desde donde tienen un control del puerto, así como de los puertos clandestinos y móviles que existen en la costa.

Pero también hay que tener en cuenta su ramificación por las provincias de Manabí, Guayas, Pichincha, Santo Domingo de los Tsáchilas y Los Rios. Este proceso de ampliación de la cobertura territorial no puede entenderse sin la alta diversificación de sus múltiples y diferentes fechorías; así como por la necesidad del control de los laboratorios de procesamiento y de las rutas internas y externas de los narcóticos. Es por eso que a partir de este momento logran una cierta autonomía, gracias a la diversificación de los delitos (robos, sicariato), a la multiplicación de los oferentes de narcóticos (Colombia, Perú) y a la ampliación de los mercados (EEUU, Europa, Asa, África).

En Manabí, Guayas y Los Rios se han encontrado avionetas, sumergibles y barcos que transportan drogas; se han desmantelado más de la mitad de los laboratorios de procesamiento de narcóticos descubiertos en el país; y se han concentrado en las tres provincias más de la mitad de los homicidios y asesinatos de todo el Ecuador. En la relación de homicidios y asesinatos, son estos últimos los que más aumentan, lo cual quiere decir que los grados de violencia están creciendo significativamente.

El hecho objetivó que derramó el vaso de agua fue el asesinato -bajo la modalidad de sicariato- del Presidente de la Junta Cívica de Manta, lo cual provocó una multitudinaria “marcha blanca” en pro de la seguridad, en contra de los violentos y en consonancia con el gobierno nacional. Frente a ello, las autoridades nacionales respondieron con la entrega de un helicóptero, 130 motocicletas y 130 radios motorolas; además de que 600 miembros de las FFAA se trasladaron a Manta, algunos de los cuales descendieron de los cielos por paracaídas, para asentarse y tomar posesión de la ciudad…

Inmediatamente Portoviejo hizo otra marcha blanca y ahora se anuncia la de Bahía; con lo cual el efecto dominó de las marchas empezarán a tomarse el país, tanto por los problemas de inseguridad que se viven como por la modalidad de respuesta que diseñó el gobierno nacional.