El centro histórico -como un todo- es el espacio público por excelencia de la ciudad y, por tanto, el elemento fundamental de la integración fundamental de la integración social y de la estructuración de la ciudad. Como eso no ocurre en la actualidad -dado que existe una agorafobia- el centro histórico aparece como objeto del deseo y como un proyecto de escala variable, según su significado patrimonial. De esta conclusión matriz devienen otras de no menor valor como son: - Con el nuevo patrón de urbanización en América Latina -de introspección cosmopolita- la ciudad construida adquiere una nueva función y un mayor peso en el conjunto de la urbe - Los centros históricos son espacios públicos que tienen elementos de integración -En el contexto histórico actual, los centros histórico se convierten en los lugares privilegiados de producción de memoria intentando, de esta manera, romper con la uniformidad que busca imponer la globalización - Los centros históricos son lugares cívicos por donde la sociedad invisible se visibiliza y por donde la alteridad se genera - Así como no hay ciudades sin ciudadanía no existe ciudadanía sin Estado; por lo que cualquier propuesta sobre el centro histórico tiene que estar presente esta triada indisoluble: ciudadanía, ciudad y Estado porque solo de esta manera se tendrá más ciudadanos para más ciudad y, a su vez, más ciudad para más ciudadanos.
- Centros históricos,
- espacio público,
- producción de memoria
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