En la actualidad el Brasil discute la posibilidad de que el Congreso Nacional apruebe una ley que permita vender cerveza en los 12 estados sedes del campeonato mundial de Fútbol ha realizarse en el año 2014. Esta discusión viene de la presión de la FIFA para honrar el compromiso adquirido con la cervecera Budweiser, una de las empresas patrocinadoras del campeonato mundial. Razones estrictamente económicas están tras de esta presión política; tanto que el secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, declaró que Brasil "necesitaba una patada en el culo" para acelerar los preparativos de la Copa... lo cual significa que Budweiser pueda vender monopólicamente la cerveza en las 12 sedes del torneo ecuménico… para beneficio económico de la FIFA. Ricardo Texeira logró la presidencia de la CBF gracias a la influencia de su suegro, Joao Havelange, presidente por 25 años de la FIFA. Pero también Texeira mantuvo su cargo por más de 23 años –propio de los dirigentes máximos del fútbol sudamericano- y lo hizo gracias a dos condiciones conocidas por estas latitudes: por un lado, al manejo clientelar de las 27 federaciones estatales de fútbol, sustentado en el cambio de recursos por lealtades y, por otro, a los negocios poco claros que realizó durante su presidencia. En ese contexto y como presidente del Comité Organizador Local del Mundial 2014, se encontraba buscando un acuerdo para que Budweiser pueda comercializar la cerveza en el Brasil durante el mundial; sin embargo, en su largo período acumuló tal cantidad de denuncias sobre corrupción, sobornos, lavado de dinero, evasión de impuestos y mal manejo económico que condujeron a la renuncia de tan importante cargo. El extraordinario futbolista Romario, quién ha hecho de su puesto en el parlamento una trinchera para moralizar el fútbol de su país, quiso llevarlo al Congreso para que rinda cuentas del conjunto de las denuncias existentes. Sin embargo eso no fue posible porque la FIFA como entidad rectora del fútbol mundial es muy poderosa, al extremo que somete a los Estados nacionales a sus intereses. Por eso, nada raro será que el Congreso del Brasil se rinda a los pies de la FIFA para aprobar la venta de cerveza en los estadios y que Texeira no sea fiscalizado por los manejos económicos. Sin embargo fue tal la presión de la sociedad brasileña que Texeira tuvo que renunciar a la presidencia de la CBF y a la jefatura del Comité Organizador Local (COL) de la Copa del Mundo. Hoy vive en Miami con su hija y su esposa –donde tienen una residencia- gracias a la acumulación de recursos que ha hecho en estos últimos 23 años. Cuando Texeira presentó la renuncia a la presidencia, el Diputado Romario señaló que “finalmente se había extirpado el cáncer de la CBF”. Si se quiere sacar conclusiones de este proceso, se puede decir junto a Valdano: el dinero opera como degenerador del fútbol; el caso de la cerveza pone en evidencia que hoy es más importante satisfacer los intereses económicos que tener buenas condiciones de seguridad en los estadios; el peso político de la FIFA es evidente tanto que presiona al Brasil, considerada la sexta economía del mundo, para que se someta a sus intereses. Tampoco puede quedar por fuera estas directivas eternas que siembran corrupción y someten al fútbol a interés extradeportivos. Cerveza y corrupción son un coctel muy peligroso para el fútbol El caso del fútbol ecuatoriano no es tan distinto al reseñado, lo cual debería conducir a la extirpación del cáncer mayor que existe.