Las autoridades municipales han ofrecido que el 12 de octubre de este año se realizará el despegue del primer avión comercial desde el Nuevo Aeropuerto Internacional de Quito (NAIQ). Sin embargo el Vice Alcalde, Jorge Albán, ha señalado que la obra ejecutada está en el 85 por ciento, cuando la infraestructura deberá estar terminada en el mes abril para iniciar las pruebas de ajuste que las autoridades internacionales demandan. Lo que sí queda claro que el área de carga, por la dilación que tiene, no estará para esa fecha, lo cual obligará a que las exportaciones e importaciones se realicen temporalmente en otro aeropuerto, con el incremento de los costos correspondientes. Y tampoco estarán las obras complementarias como, por ejemplo, la Zona Franca. Hay que tener en cuenta que estos plazos fueron reprogramadas luego de la renegociación exitosa que hizo el municipio, para participar bajo la modalidad de “Alianza Estratégica”; aunque justo es decirlo, que la renegociación produjo un retraso de alrededor de dos años que ha generado un importante lucro cesante. ¿Se podrá mantener esta fecha cuando faltan tres meses para cumplirla y el 15 por ciento para culminarla? Con esto de las fechas hay una que no calza y que generará problemas inconmensurables: se inaugurará el aeropuerto pero no se tendrá una vía de integración con Quito. Esta administración decidió no seguir con la licitación de la vía Gualo-Puembo que la alcaldía de Paco Moncayo dejó lista y decidió abrir -conjuntamente con el gobierno nacional- la carretera por la Panamericana Norte-Collas que culminará a fines del año 2013 y que será distante del centro de gravedad desde donde se desplazan la mayoría de los pasajeros. Eso significará que se carguen con 12 mil vehículos diarios más la Panamericana y la Interoceánica, vías ya congestionadas. ¿Qué dirán los habitantes del valle Cumbayá y Tumbaco cuando vivan este incremento del parque automotor en la Interoceánica? Estas dificultades de accesibilidad y de incremento del tiempo de traslado producirán problemas importantes a la competitividad del aeropuerto, a los cuales hay que sumar -al menos- tres componentes adicionales: primero, la reciente reducción del subsidio a la gasolina que incrementó el costo de los pasajes locales en alrededor del 18 por ciento; segundo, de manera simultánea a la inauguración del servicio aeroportuario se deberán aumentar las 7 tasas portuarias establecidas en los acuerdos; y en tercer lugar, un hecho inaudito: el aeropuerto tendrá solo 7 mangas, una más que el actual. Bogotá, en el Dorado, tendrá 36 mangas (5 veces más que el NAIQ) y el de Lima, Jorge Chávez, tiene 28 mangas o 4 veces más que el nuestro. Por otro lado, el actual aeropuerto no tiene todavía un proyecto porque fue descartada el que hizo la anterior administración y tampoco tiene una reglamentación dentro del POT, lo cual generará dos problemas: por un lado, especulación del suelo e imposibilidad de reparto de plusvalías y por otro, inseguridad porque el terreno quedará abandonado durante el tiempo de construcción.