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Popular Press
El nombre Quito: ¿Qué ciudad evoca?
Diario Hoy (2009)
  • Fernando Carrión Mena
Abstract
Armando Silva -un académico de alta calidad, nacido en tierras colombianas- se ha dedicado al estudio de los imaginarios urbanos en América Latina y, en uno de sus últimos estudios nos plantea una afirmación de riqueza extraordinaria: “Ciudad y palabra que la nombra van juntas desde los inicios”. De allí se pueden extrae algunas conclusiones interesantes para la comprensión cultural de las urbes. Para que la ciudad exista debe ser verbalizada y tener un sentido interpretable; por eso la ciudad nace a la par de las escrituras y representaciones que se hacen de ella. Lo urbano significa lo que hacen los ciudadanos, su urbanidad y no tanto su condición física. Los pobladores -hoy ciudadanos- desde sus orígenes remotos se rodean de mitos, leyendas, conocimientos, interpretaciones e imaginarios del lugar don viven (cultura urbana), para darle nacimiento a la urbe. Una primera y esencial tiene que ver con el hecho de que toda ciudad nace de la mano de la palabra que define su nombre; es decir, del imaginario que le da existencia y destino con la designación (memoria del futuro). La tradición cristiana del bautismo no es muy distinta a este hecho: representa el acto de iniciación, de unión a la comunidad y de nominación de la persona; es un acto de fe que nombra al cristiano que ha seguido el ritual natural del contacto con el agua que purifica y que integra. Las ciudades viven lo mismo. De allí que el nombre de una ciudad diga mucho de su representación y de su imaginario que se visibiliza. Los casos emblemáticos del Cusco en el Perú, que etimológicamente quiere decir ombligo y que es el resultado funcional de su condición central en el Tahuantinsuyo. Montevideo en Uruguay nace cuando el fundador evoca desde su bahía el monte de una ciudad que se ve: “monte video”. O las ciudades que nacen con el río que les otorga su carta de nacimiento: Bogotá o Babahoyo. Buenos Aires viene de su integración al río de La Plata a través del viento que otorga una sensación térmica. En el caso de Quito, su nombre ¿qué significa? Hay varias explicaciones pero ninguna con sentido fundacional. Que viene de los Quitus; si, pero ¿que imaginario urbano evoca? Que viene de Quitumbe; si pero… Y así existen varias. Hay una que, según Collin Delavoud, se sustentaría en una leyenda: el nombre de Quito vendría del nombre de un pájaro o tórtola llamada quitu, que fue la que anunció a Pacha y Cacha –quienes habían subido al Pichincha para salvarse del diluvio– que había llegado el momento de descender al lugar donde se fundaría la nueva ciudad. De allí en más, el nombre de la urbe se mantiene con el Incario y con la conquista española, que a lo sumo lo que hizo fue añadirle la denominación de San Francisco al nombre de Quito, para marcar su impronta de fundación española y establecer una dominación sustentada en el “mestizaje” que se abre y la cobertura religiosa que “civiliza”. De esta afirmación se puede desprender que toda ciudad nace cuando se la nombra, cuando se la representa y cuando se la imagina; porque si bien puede existir en la realidad, necesita ser llamada de alguna forma para que cobre vida en el imaginario. El caso de la denominación de Quito es un hecho histórico fundamental que aún debemos dotarle de un imaginario. Se abren las puertas en ese sentido… Bien venido sea…
Keywords
  • Quito,
  • imaginario,
  • representación,
  • nacimiento
Publication Date
December 18, 2009
Citation Information
Fernando Carrión Mena. "El nombre Quito: ¿Qué ciudad evoca?" Diario Hoy (2009)
Available at: http://works.bepress.com/fernando_carrion/352/