El año 2009 puede marcar un importante hito en el fútbol Argentino. La selección ha perdió con Bolivia y Ecuador con un resultado agregado de 8 a 1. Si Brasil le gana el próximo partido de las eliminatorias, peligra la clasificación automática al mundial de Sudáfrica. Los clubes, en este primer semestre del año, no han tenido resultados relevantes en los torneos internacionales. ¿Qué hay tras estos resultados deportivos? Por otro lado, los torneos nacionales en sus distintas categorías no han podido empezar en las fechas establecidas, debido a problemas económicos que arrastran los clubes. En otras palabras, existe una crisis institucional (de los clubes), económica (deuda de 700 millones de pesos) y deportiva (resultados).

Uno podría preguntarse: ¿Por qué la crisis económica si Argentina ha exportado cerca de 1.000 futbolistas al exterior? O, ir más allá, como lo ha hecho el Diario El Comercio de Quito cuando señala que “a pesar de haber realizado ventas de jugadores por USD 13 000 millones desde 2001 hasta la fecha, los clubes enfrentan una aguda crisis de caja de difícil resolución en estos momentos”. Y esta no es la única fuente de financiamiento: el fútbol argentino también se financia en un alrededor del 30 por ciento por el ingreso proveniente de las taquillas. Además un rubro significativo de ingresos son los derechos de televisión que fueron entregados de manera monopólica al Grupo Clarín, lo cual produjo no solo la concentración de la opinión pública deportiva, sino también la general. Más todavía: por este mecanismo se construyó un mercado de futbolistas, entrenadores, sponsors y de competencias de fútbol a nivel latinoamericano, que alguna vez lo definimos como de Foxbolización.

La salida que se ha encontrado a la crisis no es otra que la tradicional: solventarla –como cualquier actividad empresarial privada- mediante la actuación y presencia del Estado: socializar las pérdidas y privatizar las ganancias. Por eso muchos sectores han hablado de la estatización del Fútbol argentino, cosa totalmente alejada de la realidad. ¿Acaso algo de eso no se ha hecho en los EEUU con empresas vinculadas a la industria automotriz o al sistema financiero? ¿O, en la propia Argentina, con el sistema de prevención social?

El Gobierno de Argentina ha decidido comprar los derechos de televisión del fútbol para difundirlo por canal abierto, dejando de lado un contrato con la empresa TCS del grupo Clarin (800 sistemas de cable y satelite). Esto significa que los clubes recibirán el doble de lo que recibían de la empresa privada y que todos los argentinos verán de manera gratuita los partidos.

Pero tras esta medida que se observa: primero, no se hace una auditoría a los clubes y a la AFA para entender porque se produjo esta crisis y para saber donde esta el dinero cuantioso que han recibido. Segundo, la compra de los derechos de televisión no le otorga al Gobierno Argentino ningún derecho sobre el fútbol, porque éste vive en el mundo de la “extraterritorialidad”; en tanto las Leyes de la FIFA están por encima de las leyes nacionales. Tercero, se produce una restructuración de los medios de comunicación en Argentina, no solo vinculados al fútbol –donde existía un monopolio- sino en general, lo cual ha levantado gran oposición mediática a la medida. Y cuarto, el Gobierno Argentino con esta medida puede recuperar el protagonismo perdido luego del proceso electoral último.