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Contribution to Book
La descentralización como geometría variable
Descentralizar: un derrotero a seguir (2008)
  • Fernando Carrión Mena
Abstract

Lo local ha adquirido gran importancia –casi omnipresente– en el campo de la descentralización; al extremo que lo local y la descentralización se los cree como si fueran sinónimos. Adicionalmente el localismo asume la condición de ideología, compartida con el municipalismo, el desarrollo a escala humana, el small is beautifull o el poder local, entre otros. Tan es así que la descentralización o el municipalismo o el localismo son planteadas como salidas o alternativas frente al agotamiento del Estado, caracterizado como centralista, ineficiente, distante, burocrático y monopólico.

Esta fuerte presencia de lo local viene de la mano del peso que adquiere lo global, porque son dos caras de la misma moneda, al extremo que Robertson (1992) definió al proceso bajo el neologismo de glocalización. Lo local nace con la globalización –que tiene su despegue en la década de los años 1980– y desde el principio lo global será entendido como su parte constitutiva y no como algo externo.

Desde este momento dos hechos marcaran el ascenso de lo local: por un lado, la generalización de la relación local/global a nivel planetario, que introduce una nueva dimensión en el proceso de descentralización: el ámbito internacional que –incluso– redefine las funciones de lo nacional y, por otro lado, las nuevas relaciones mundiales que llevan a las instituciones tutelares del Estado y de la sociedad a readecuarse al nuevo signo de los nuevos tiempos.

En ese contexto, la globalización reestructura los territorios de manera significativa, al extremo que en unos casos se constituyen nuevos lugares subnacionales a partir de los cuales se demanda la localización (descentralización) y en otros se conforman ciertas regiones supranacionales altamente dinámicas en lo económico; aunque unas y otras articuladas entre sí. De esta manera se conforman los bloques regionales internacionales (CAN, Mercosur), los tratados binacionales de comercio (TLC) o los acuerdos de integración nacional fundados en la infraestructura (IIRSA), que en su conjunto redefinen las nuevas reivindicaciones de la descentralización, como mecanismo de articulación de lo local a lo internacional.

Sin embargo, el sentido de la propuesta localista o municipalista no es clara porque, por un lado, se la concibe como la célula básica del Estado a partir de la cual –y sobre la base de la suma de las mismas– se puede construir un nuevo modelo estatal y, por otra, se parte de la consideración de que el municipio es la instancia estatal más próxima a la sociedad civil y, por tanto, más democrática (representa la diversidad), eficiente (conoce los problemas) y participativa (más cercana a la sociedad). Esta consideración se sustenta en el principio de subsidiaridad, que plantea que los servicios deben producirse en el lugar más cercano a la sociedad civil; lo cual, extendiendo el concepto, lleva a justificar los procesos de privatización.

Una consideración de este tipo no tiene en cuenta que la autonomía política, sobre la cual descansa el localismo, no puede desconocer las condiciones en las que opera el conjunto de la economía; ni tampoco que la autonomía financiera del municipalismo se apoya sustancialmente en las transferencias de los recursos nacionales, tanto para garantizar su funcionamiento como para que exista redistribución territorial y la base material en la que se asienta el Estado no es más eficiente mientras más fragmentado o pequeño sea. Porque si no se tiene en cuenta esta realidad, lo que se produciría sería una descentralización del poder político que redundaría en una excesiva centralización del poder económico o viceversa, que rompería con los equilibrios que se buscan.

Por otro lado, debilitar lo nacional con la extracción de los recursos y competencias para fortalecer lo local, sobre la base de la contradicción y el conflicto entre lo nacional y lo local, sólo lleva a erosionar –simultáneamente– lo nacional y lo local, como ocurre en la actualidad en el Ecuador: hay una implosión del gobierno nacional debido a la erosión (ineficiencia), deslegitimación institucional (escasa representación) y pérdida de centralidad (privatización), y una explosión de los gobiernos locales de las ciudades más pequeñas y pobres que tienden a reclamar recursos y obras públicas en sus comunidades, mediante reivindicaciones.

Hay que tomar en cuenta que la descentralización no busca la desaparición del centro (el poder), porque no está concebida para que ello ocurra; sino para construir los equilibrios de poderes (centralidades) al interior del conjunto del Estado. Esto tiene una doble explicación: por un lado, es contraria a la privatización, porque ésta busca la transferencia de la centralidad (del poder) del Estado hacia el mercado (descentramiento) y por otro, es la búsqueda de la justa relación entre: las funciones ejecutivas, legislativas y judiciales (descentralización horizontal, en todos los niveles del Estado); los niveles subnacionales (descentralización vertical, que define la armonía local/nacional) y, al interior de cada nivel (descentralización paralela, que construye democracia territorial).

Esta búsqueda del equilibrio de la centralidad bajo formas democráticas es un camino que tiene tres sentidos: acercar el poder a la población (proximidad, participación), construir nuevos poderes (modernización) y redistribuir el poder existente (equidad); todo ello, en la perspectiva de diseñar un nuevo modelo de Estado.

En otras palabras, es muy peligrosa la ruptura del equilibrio de poderes que puede producirse al momento en que se crean asimetrías cuando uno de los niveles territoriales tiene mayor peso (municipios sobre consejos provinciales), cuando unos gobiernos locales tienen mayor primacía (municipios ricos sobre los pobres); cuando unas funciones tienen más poder (ejecutivo sobre legislativo) o cuando el mayor peso recae sobre un sector en particular (medio ambiente o turismo sobre salud).

No se trata, entonces, de transferir el poder (la centralidad) al mercado, porque eso no es descentralización sino privatización; tampoco de fragmentar el poder con el afán de que el mercado deje de ser regulado; y mucho menos de localizar el poder en ciertas regiones ricas que siempre han detentado el poder político y económico.

De allí que lo que busca la descentralización es generar el equilibrio democrático de los poderes estatales (centralidades) de manera integral (descentralización vertical, horizontal y paralela); pero además, convertirse en un medio (no un fin) para mejorar la democracia, la calidad de vida y el desarrollo. Por eso no es suficiente definir la descentralización solo a partir de la transferencia de competencias y recursos; así como tampoco de la elección de autoridades políticas subnacionales; porque si ese fuera el caso, América latina estaría descentralizada hace rato, por que se han transferido competencias, los gobiernos locales tienen más recursos y se eligen sus autoridades políticas.

Partiendo de la definición que la descentralización es una relación específica que busca construir el equilibrio de poderes, se puede afirma que hoy este proceso sólo es posible alcanzarlo más allá de la relación local/nacional; esto es, en el ámbito lo internacional que los contiene. Se trata principalmente de un proceso político que nace en el conjunto de las relaciones de poder (centro) al interior del Estado, pero no en el marco de un Estado asilado, sino en el contexto de las mutuas determinaciones internacionales.

Tal situación es así porque la descentralización es una relación que tiene una geometría variable donde la centralidad (poder) se redefine en contextos específicos. Una de estas modificaciones fundamentales tiene que ver con la reforma del Estado en el ámbito de la descentralización; pero no en el contexto local o nacional, sino en el ámbito supranacional; asunto que antes no estaba presente y que hoy es imprescindible considerarlo.

En otras palabras, en la actualidad la descentralización no es un tema local como generalmente se cree; tampoco nacional como generalmente se afirma; sino internacional y global, como se lo empieza a comprender.

De esto tratará este artículo: del componente internacional de la descentralización desarrollado a través de dos secciones: la primera, que busca describir lo que acontece en el bloque regional de la Comunidad Andina de Naciones; y la segunda, donde se describe la geometría variable de la descentralización gracias al componente internacional. Es decir, dos temas actuales propios de la globalización.

Keywords
  • descentralización,
  • CAN,
  • globalización,
  • integración supranacional
Publication Date
2008
Editor
Fernando Carrión y Brigitta Villaronga
Publisher
FLACSO Ecuador
Publisher Statement
FLACSO Ecuador / InWEnt / SENPLADES
Citation Information
Fernando Carrión Mena. "La descentralización como geometría variable" QuitoDescentralizar: un derrotero a seguir (2008)
Available at: http://works.bepress.com/fernando_carrion/219/