En este capítulo se desarrolla un balance del presidencialismo en México desde una perspectiva sistémica: el presidencialismo es la forma de gobierno en México adoptó desde 1824, y a pesar de sucesivas reformas, comparado de manera diacrónica, no ha cambiado sustantivamente. La preeminencia de la figura presidencial sobre los otros poderes, y que alcanzó su cenit durante el siglo XX no es efecto del diseño institucional, lo que hace poderoso o no al presidente, no son las reglas formales, sino las interacciones entre actores y sus roles, y si el sistema se orienta a fortalecer la representatividad o la gobernabilidad.