Este artículo muestra que la emigración constituye una importante pérdida para México. Si bien la mayoría de los emigrantes regularmente envía remesas, también es cierto que al emigrar dejan de contribuir con su trabajo, esfuerzo, habilidades, destrezas, conocimientos, etc., a la economía mexicana. Esto es, su decisión de emigrar reduce el capital humano en México, lo que resulta en un menor nivel de producción de bienes y servicios. Este artículo ofrece una estimación de la magnitud de la pérdida que la economía mexicana ha experimentado como consecuencia de la emigración de este grupo de población hacia Estados Unidos entre 1980 y 2005, el periodo en el cual se ha registrado el mayor número de emigrantes. Para cuantificar la pérdida se utiliza una metodología que permite obtener, bajo ciertos supuestos, una estimación de la producción o producto interno bruto real (PIB) que se habría registrado en un estado hipotético o contrafáctico en el que este grupo de población no hubiese migrado. La pérdida se calcula como el valor presente neto de la diferencia entre los niveles de PIB hipotético o contrafáctico y el observado. De acuerdo con estos cálculos, el costo total más bajo, correspondiente a una tasa de descuento de 1% anual, ascendió a cerca de 1.36 billones (millones de millones) de dólares, mientras que el costo más alto, correspondiente a una tasa de descuento de 5% anual, ascendió a cerca de 2.30 billones de dólares. En contraste con el costo total de la migración, el monto promedio de las remesas familiares entre 2000 y 2007 fue de 17 mil millones de dólares anuales. Por tanto, el costo neto de la migración para la economía mexicana ha sido negativo y cuantioso.