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Seis noches seguidas doña Clara soñó agua, soñó cielo, soñó luz. Fue así como Pati anunció, no sólo su nacimiento sino el color de sus ojos y la claridad de su alma. Y fue así, que unos meses después Pati naciera con ojos azules y claros en un mundo lleno de ojos sin luz. Desde pequeña esta niña fue especial y mágica. A su lado las personas no podían evitar sentirse en paz. Muchos empezaron a visitar la casa de doña Clara sólo para verse reflejados en la claridad azul de la pequeña. Sus ojos nunca dejaban de sonreír ni de emanar, además de tranquilidad y amor, un sentimiento profundo de claridad, compasión y humanidad. Pati no era de mucho decir pero, desde que pudo expresarse y en forma de respuesta a todas las preguntas y comentarios, la niña insistía en decir, “mama, es que yo nací grande.”
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