Este último 9 de octubre el país fue testigo de la escisión que vive la ciudad de Guayaquil, entre dos fuerzas políticas claramente identificadas: por un lado, Alianza País bajo el liderazgo del Presidente de la República, Rafael Correa y, por otro lado, el Partido Social Cristiano-Madera de Guerrero-Creo representado por el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot. Si bien durante mucho tiempo esta ha sido la tónica de los festejos de octubre, en esta ocasión se puede afirmar que reflejaron, claramente, dos visiones distintas de la ciudad y del país, al extremo que se encuentran confrontadas.

El presidente Rafael Correa ha sido muy claro en señalar que Guayaquil es un bastión político de Alianza País, motivo por el cual busca la consolidación de la adhesión de los habitantes de la urbe porteña: no solo como intención de futuro que cuenta con un discurso político que evoca un proyecto, sino también con acciones específicas que expresan esta línea; allí está la conversión del martes en un día emblemático para Guayaquil, por la visible presencia del Estado en la urbe porteña, mediante una forma presencial del presidente-alcalde que recorre la ciudad, inaugura obras, reclama a sus funcionarios y critica al alcalde.

Ahora –a las puertas del inicio de la campaña electoral- su presencia se ha intensificado, aunque en muchos casos lo ha hecho de manera errática: primero, retó al alcalde Jaime Nebot para que se sume –mediante la firma de una nota- a los procesos de re elección de autoridades nacionales. Una jugada que se reveló como errada, porque permitió que el alcalde-candidato Jaime Nebot crezca políticamente a expensas del debate plateado por el propio presidente; segundo, se formula la propuesta de reubicar el Puerto fuera de la ciudad de Guayaquil que, probablemente puede tener un sustento técnico sólido, pero no puede desconocer que la reubicación del puerto significaría que la ciudad pierda su esencia, identidad y el imaginario de ciudad portuaria: "perla del Pacífico", "puerto principal"; y tercero, haber posicionado desde hace algún tiempo el debate respecto del modelo de ciudad que producen las administraciones social cristianas: pelucón y excluyente.

Esta lucha por Guayaquil la estamos viviendo a diario, solo que ahora con acelerador a fondo por las elecciones que se realizarán en febrero próximo. Lo que existe al momento: un candidato a la reelección por la alcaldía de Guayaquil que tiene una importante aceptación a su gestión –muy superior a la que tiene alcalde de Quito- y una intención de voto muy alta. Y, por otro lado, Alianza País que aún no define la candidatura a la Alcaldía, aunque en la reunión organizada alrededor de la figura presidencial, en el estadio Alberto Spencer, se detallaran algunos atributos de la persona que podría ser candidata: mujer, joven y bella…

Pero también el partido de gobierno tiene problemas en la elección a la prefectura de la provincia del Guayas. Jimmy Jairala –actual prefecto y del Movimiento Centro Democrático- se encuentra en campaña desde hace algún tiempo, lo cual le ha permitido consolidar su imagen y la intención favorable del voto, tanto que Pierina Correa –hermana del Presidente- no solo que rescindió su interés por la prefectura sino que se desafilió de Alianza País. Por el lado PSC-MG-CREO estarían por postular a otra mujer: Cynthia Viteri, que haría campaña conjunta con el candidato Nebot, a la manera de un binomio. En febrero sabremos el resultado de este proceso; que será solo del que ganó esta batalla pero no la guerra.