Ha transcurrido más de la mitad del campeonato nacional de fútbol con una nueva forma de televisar los partidos. Todo el debate y los conflictos previos quedaron en el olvido y, lo más preocupante, hay la sensación de que todo caminara perfectamente bien. Es como todo en el país: los problemas duran lo que dura el aparecimiento de uno nuevo problema o duran hasta que la propia cotidianidad termina por llevárselo al olvido. Sin embargo quedan muchas cosas poco claras. El fútbol probablemente sea una de las actividades que tienen una carga pública sin igual y, paralelamente, sea una de las modalidades de administración más privadas y cerradas. La transparencia es uno de las cualidades más escasas en la gestión del fútbol, es una mala palabra en su interior: las complicidades mutuas son tan grandes que penetrar en ellas es prácticamente imposible. Por eso, a estas alturas no se sabe a ciencia cierta cuanto ingresó a la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) por este concepto y es más, no se sabe absolutamente nada respecto de cómo se hizo el reparto de los recursos y cuanto recibió cada club. Es que como no hay transparencia es imposible que haya rendición de cuentas". Por otro lado, ya ha transcurrido una cantidad de tiempo suficiente como para hacer un balance del servicio prestado por el Canal del Fútbol" a través de sus respectivos operadores. La difusión se hace a través de cuatro estaciones de televisión: el canal público (ECTV), los dos canales incautados (TC y GAMATV) y un canal privado (UNO). En cada uno de ellos se transmiten siempre los partidos de un equipo local; por ejemplo, El Barcelona en TC y la Liga y EMELEC en GAMATV, lo cual configura un hecho evidente: los clubes que tienen mayores seguidores son transmitidos en los canales con mayor audiencia. Si bien hay esta distinción por medio de transmisión, se observa que la publicidad que se difunde en todos los canales es homogénea, con pequeñas excepciones. El peso de la publicidad pública es importante y el de la privada varía según el canal, para llegar a distintos segmentos de mercado. La producción televisiva es bastante pobre, aunque varía según los canales. Varias veces se cae la señal", el número de cámaras no son suficientes, la publicidad invade la pantalla y en algunos casos la totalidad de un tramo del partido, los close up" de las imágenes no dicen nada y el director de cámaras pierde las jugadas, entre otros. Hace falta mucho todavía. La comunicación periodística es, probablemente, lo más deficiente del servicio prestado por esta nueva modalidad. ¿Por qué no se aprovechó esta oportunidad para plantear la posibilidad de renovar el periodismo deportivo en el país? Hay comentaristas que no tienen la menor idea de lo que es un sistema de juego y muchos de los relatores no conocen a los futbolistas. La transmisión televisiva es distinta a la de radio y la radio nada tiene que ver con la prensa. Mientras la prensa es más reflexiva, simplemente porque no está presente en la instantaneidad del hecho deportivo, la radio es más descriptiva para que el que escucha pueda imaginarse la cancha y la jugada; la televisión es más informativa. Todo esto no está claro y mucho más preocupante es que da la impresión que se quiere construir un estilo y comentario nacionales.