Estamos finalizando la temporada de fútbol en Europa y con ella la compra y venta de entrenadores y futbolistas empieza a moverse con fuerza. La oferta y demanda de los “pies de obra” se abren implacablemente, con lo cual los países importadores son los que imponen las normas y las reglas del mercado. No solo que dividen al mundo según las estaciones de su temporada, con lo cual los países exportadores tienen que acomodarse haciendo dos torneos por año, sino también las nuevas modalidades de contratación de futbolistas sigue la lógica de los clubes importadores.

Los Estatutos de la FIFA aprobados el 19 de octubre de 2003, en su artículo 5, fueron las bases para que el Comité Ejecutivo promulgue en el año 2008 un reglamento sobre el Estatuto y la transferencia de jugadores, convirtiéndose en el elemento central de regulación del mercado de estos deportistas. Con ello se rompe la sujeción del futbolista hacia el club, liberalizando y flexibilizando las relaciones laborales y, sobre todo, las transacciones mercantiles.

Desde este momento el fútbol cambia notablemente. Hay una desnacionalización preocupante de los clubes importadores y una crisis económica y deportiva de los clubes exportadores. Los primeros prácticamente no tienen jugadores nacionales y los segundos, por las presiones económicas, no han tenido más remedio que vender todo su stock, quedándose sin jugadores; lo cual ha incidido en las taquillas y los resultados deportivos. Brasil exporta 1.200 futbolistas; Argentina 850 y Uruguay 290. ¿Qué pasa con River Plate y Boca Juniors? ¿Qué ocurre con Peñarol y Nacional? ¿Donde está San Pablo y Flamengo?

El campeón del escudeto italiano, el Inter de Milán no tiene jugadores italianos en su nómina titular y su entrenador es portugués. El caso del Chelsea -que acaba de coronarse campeón de la Liga inglesa- es llamativo: el propietario del club es ruso, el entrenador del equipo es italiano y de la nómina de 35 futbolistas solo 9 son ingleses. El Real Madrid tiene un gerente deportivo argentino, un entrenador chileno y una nomina de 26 futbolistas donde solo 9 son españoles.

En Ecuador la balanza comercial es absolutamente deficitaria porque en la actualidad no llegamos a tener 20 futbolistas en el exterior y a lo sumo exportamos uno o dos deportistas al año; mientras ello ocurre con las exportaciones, la importación anual es cercana a los 100 futbolistas extranjeros por temporada, sumando la seria A y B. Por poner un ejemplo, solo la Universidad Católica ha traído 7 jugadores del exterior en esta temporada.

Con este modelo que privilegia la importación, ¿Qué sentido tienen las divisiones inferiores en los clubes nacionales? Y por otro lado, a ciertos clubes de primera categoría se les ha convertido una necesidad la venta de futbolistas para el financiamiento de sus presupuestos, lo cual genera una lógica estructural de expulsión permanente.