Luego de 40 años de la guerra al narcotráfico, política declarada por el presidente Nixon con un presupuesto inicial de 100 millones de dólares, hoy muchos especialistas la consideran un verdadero fracaso. El presupuesto de los EEUU para este año llega a $ 17.500 millones de dólares (aunque se estima en más de 45 mil millones de dólares), los ingresos que el narcotráfico genera van entre 500 y 600 mil millones de dólares, las instituciones democráticas han sido vulneradas (Estados fallidos), la globalización del consumo y el incremento de las violencias conexas es absolutamente inconmensurable. Por eso en la actualidad empiezan a oírse voces -cada vez más calificadas- que ven la necesidad de buscar una opción diferente a la política hegemónica sobre el tema. Allí están los ex presidentes Fernando Enrique Cardoso de Brasil, Ernesto Zedillo de México y César Gaviria de Colombia pidiendo un cambio de paradigma en las políticas antidrogas, sustentado en el debate de la despenalización del consumo y concibiéndola como un problema de salud pública. El Ex Secretario de ONU, Kofi Annan, y algunos personajes como Mario Vargas Llosa, Joseph Stiglitz y Carlos Fuentes miembros de la Comisión Mundial sobre la Droga también van por esa misma línea. No puede quedar por fuera la valiente posición de Vicente Fox, ex presidente de México, que va más allá para sostener la necesidad de encontrar un mecanismo negociación. Por otro lado, no se puede desconocer que en los Estados Unidos se han hecho plebiscitos en California para la legalización de la venta de marihuana o en Arizona y Dakota del Sur, para permitir el uso médico. A ello se debe sumar que Holanda descriminaliza la producción (cinco plantas) la tenencia, la venta y el consumo personal de cannabis. En Uruguay se debate la legalización de la producción de marihuana para consumo personal y en el nuevo código penal del Ecuador está presente la despenalización limitada del consumo. Portugal ha tenido éxitos en la reducción de la violencia; así como Bélgica y otros países siguen el modelo de Holanda. Sin embargo, de un tiempo a esta parte se suman nuevas visiones de algunos presidentes en ejercicio de sus funciones. Allí está Barack Obama mencionando la necesidad de abrir un debate respecto de políticas alternativas. En esta semana se ha sumado el Presidente de Colombia Juan Manuel Santos, cuando ante la prensa inglesa sostiene explícitamente: “si (acabar con la violencia del narcotráfico) significa legalizar, y el mundo piensa que esa es la solución, yo le doy la bienvenida; yo no estoy contra eso”. Esas palabras fueron respaldadas por la Fiscal General de Colombia, Viviane Morales, cuando dijo: “Sería muy bueno que el mundo hiciera una discusión abierta y franca”. Parece que ha llegado la hora de que UNASUR asuma esta problemática del narcotráfico y entre al diseño de una política alternativa al fracasado modelo de la “guerra al narcotráfico”. El Ecuador debería tener una política sobre el tema, porque este flagelo está posicionado con fuerza en nuestro territorio; para ello, el Presidente Correa podría abrir el debate, tanto en el país como en los foros internacionales.