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Article
Quito imaginada
Revista Todavía. Pensamiento y cultura en América Latina (2010)
  • Fernando Carrión Mena, Arq.
Abstract
En la actualidad, las ciudades no pueden entenderse exclusivamente desde las lógicas de la distribución espacial de las actividades urbanas. Tampoco a partir de las infraestructuras básicas del transporte o del agua potable, ni desde el valor del suelo o los ingresos del gobierno de la ciudad. Es imprescindible también tener en cuenta lo que piensan sus habitantes, los imaginarios que tienen, es decir, sus ópticas culturales. Los imaginarios no son sino la realidad que percibimos vivir, sentir y experimentar, lo que, a su vez, nos lleva a vivir según sus pautas. Esto significa que los imaginarios configuran la realidad mientras la producen, la viven y la conciben. En otras palabras, construimos los imaginarios y luego ellos nos habitan para que podamos desenvolvernos. Son visiones continuas y simultaneas de la realidad que sirven para actuar y, en ese caminar, conducen a disputas importantes. Se constituyen en elementos centrales de la polis, porque son políticas que se confrontan. Pero no todos los imaginarios son iguales ni tienen el mismo sentido; por eso, para este trabajo hemos seleccionado los imaginarios urbanos fundacionales, por considerar que dan comienzo y permanencia a una ciudad. Los imaginarios fundacionales se caracterizan por el peso que tienen desde el origen de la ciudad, y por ser protagonistas de su desarrollo hasta la actualidad, obviamente con los cambios propios de cada coyuntura urbana. Marcan a sus pobladores y, en consecuencia, el espacio en el que viven, por la fuerza de su significado y del universo simbólico que portan. Estos imaginarios poseen algunas características significativas. En primer término, no son estáticos, siempre están mutando bajo una geometría variable venida del tiempo (historia), del espacio (territorio), de lo perdido (memoria) y de lo deseado (políticas). Por ejemplo, los imaginarios fundacionales vinculados a la geografía que se consideran inmutables, en realidad, cambian debido al desarrollo tecnológico o al crecimiento económico. En segundo lugar, configuran una realidad simbólica que producen y viven los ciudadanos como pensamiento civil, como espíritu de la ciudad; desde esta perspectiva, los imaginarios son parte del patrimonio cultural que se construye y se acumula (o erosiona) en el tiempo, y se hereda de una sociedad a otra. En tercer término, puede existir una correspondencia entre el imaginario y la realidad de ese imaginario o puede haber una disociación entre ambos, en la que se impongan el imaginario o la realidad. Esto significa que, por ejemplo, una ciudad pueda tener violencia y no un imaginario del temor, o viceversa. En cuarto lugar, los imaginarios urbanos fundacionales deben integrarse a las políticas públicas, porque su construcción social es un hecho político. No hacerlo es desconocer lo que sus habitantes piensan y hacen. Es decir, que operan como memoria y, la mayoría de las veces, como proyecto (sentido del deseo), gracias a que son la realidad de un sujeto social, ósea, una realidad que busca imaginarse con posibilidad de realización.
Keywords
  • Imaginarios fundacionales,
  • realidad simbólica,
  • Quito
Publication Date
November, 2010
Publisher Statement
Fundación OSDE
Citation Information
Fernando Carrión Mena. "Quito imaginada" Revista Todavía. Pensamiento y cultura en América Latina Vol. 24 Iss. Cambio climático (2010)
Available at: http://works.bepress.com/fernando_carrion/456/