Hemos entrado en la sociedad del conocimiento como nivel histórico superior de la sociedad industrial, la cual se fundamenta en el desarrollo de las nuevas tecnologías de la comunicación que permiten producir, almacenar, sistematizar y difundir un cúmulo infinito de información. El fútbol no está ausente de esta realidad, mucho más si ahora este deporte es una industria cultural que es parte y aporta a este proceso general. Hoy más que nunca el fútbol requiere para su desarrollo e innovación de información transformada en conocimiento; esto es, de la interpretación de los datos compilados bajo objetivos explícitos. Un fútbol cada vez más global y cada vez más total requiere de recursos humanos calificados, nuevas tecnologías y mucha información para la toma de decisiones respecto de, por ejemplo, qué jugador contratar (su perfil, estilo), los sistemas de fútbol (táctica) o los esquemas gerenciales (estrategias). Como ocurre con cualquier componente de la vida social, el fútbol no escapa al cambio y a la innovación constante, por ejemplo, en la formación de futbolistas, en la organización del espectáculo, en la administración de las unidades básicas (clubes). Si ello es así, el fútbol requiere de visiones y objetivos estratégicos claros y, por otro lado, de la compilación sistemática y continua de información para la toma de decisiones en cada uno de los campos. Las nuevas tecnologías de la comunicación permiten el estudio del fútbol, sea de los rivales con los que un equipo se enfrenta como también de las propias fortalezas y debilidades que el de uno tiene. Allí, por ejemplo, respecto de los sistemas de juego, los equilibrios de las respectivas zonas y líneas, lo jugadores claves, las condiciones físicas de altura y resistencia y las cualidades técnicas de los pases o disparos. Hoy el futbol tiene mucha información para estudiarlo y para leer los partidos, lo cual hace más complejo el arbitraje y más protagonista al hincha. En la relación del fútbol con la sociedad del conocimiento existe un sistema de flujos de información que se despliegan de forma multimedia, que tienen acceso social generalizado y que es de producción fácil; lo cual plantea situaciones como las siguientes: el espectador está mucho más informado del fútbol y su entorno; los entrenadores cuentan con mucha información clasificada y los dirigentes no pueden evadir contar con datos del mundo del fútbol para la toma de decisiones. Y la paradoja de vivir en la sociedad del conocimiento viene dada por el hecho de que el fútbol se maneja como una sociedad secreta. El tema de la transparencia no es, bajo ningún concepto, un elemento que se pueda preciar la organización el fútbol. Existe una carencia manifiesta de la rendición de cuentas y la información que se difunde generalmente es la del sentido común, de la adhesión a la gestión o de marketing. Los informes de contrataciones y del manejo financiero son un misterio. El reto que queda marcado para el futuro se ubica en el hecho de cómo pasar de la superabundancia de información en el fútbol hacia una sociedad futbolística del conocimiento, a todos sus niveles.