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El universo simbólico del mundial de Sudáfrica
(2010)
  • Fernando Carrión Mena, Arq.
Abstract

Un campeonato mundial de fútbol tiene un contenido simbólico altamente diverso y plural puesto en disputa. Allí están las distintas nacionalidades que llegan con sus himnos, cánticos, atuendos, comidas y costumbres que se expresan en los partidos de fútbol. Además están los contenidos simbólicos en la transmisión que hacen los periodistas y en los lugares donde festejan, sufren o divierten. Pero también en la proyección simbólica del país sede de cada una de las justas mundialistas. Así, por ejemplo, con el paso del tiempo, el de Corea y Japón ha sido de la tecnología o el de los Estados Unidos de la carencia de expresión debido a que la sociedad norteamericana y sus autoridades no lo asumieron. En el mundial de Sudáfrica se presenta un hecho novedoso: su proyección simbólica es continental, porque el mundo no hace distinción entre el continente (África) y el país (Sudáfrica), con lo cual el planeta descubre una África distinta al imaginario poco próximo a la realidad, construido por las agencias de turismo y los complejos raciales omnipresentes. Este mundial ha descubierto que es un continente que tiene estaciones, que hace frío, que hay geografía de altura, que hay ciudades de gran calidad, que hay población blanca, que hay gente capaz de organizar un evento mundial y que hay instituciones. Pero para los Africanos este mundial ha sido una gran reivindicación, en dos sentidos: por un lado, para los negros y pobres, porque se los visibilizó en su espacio deportivo, en tanto el fútbol ha sido siempre de ellos, mientras el rugby de los blancos. Y, por otro, de la sociedad post apartheid, que permitió llevar el mundo al África para que sea reconocido en toda su extensión. Y en esa revelación, Nelson Mandela sobresale nítidamente, porque hizo campeón del mundo al equipo de rugby el Springboks de los blancos, porque llevó el mundo al África de la mano del futbol negro y porque entendió que el deporte está más en la liberación que en ese concepto del “opio del pueblo”. Pero este mundial también tiene sus propios símbolos, donde aparecen al menos tres que quedan hacia el futuro: primero, el famoso balón Jabulani, denostado por arqueros, jugadores y entrenadores. Su nombre significa celebrar en idioma Zulú, tiene 11 colores que representan los once idiomas, las once comunidades y los once futbolistas; fue diseñado en Inglaterra, producido en China y los propietarios son alemanes. Como resultado se tiene un balón oficial que cuesta más de 160 dólares, lo cual hace inaccesible a los sectores populares, y que sus características técnicas sean tan precarias si se miden por el número de goles, por los disparos que se van a los cielos y los pases que son cada vez menos certeros. Adidas y la FIFA han ganado mucho dinero, mientras el fútbol ha perdido bastante. Segundo, la difusión de las vuvuzelas nacidas como una reminiscencia de las trompa de los elefantes -tanto en forma como en sonido-, se han transformado en un instrumento generalizado en África y ahora expandidos al mundo gracias a la producción en China. Sin embargo, hay reacciones negativas de los médicos por los problemas de pérdida auditiva; de los futbolistas que pierden comunicación en la cancha y de los medios de comunicación por la distorsión que introducen en las transmisiones. Y tercera, la canción oficial del mundial denominada WAKAWAKA (“esto es África”) producida por Shakira (colombiana) escogida por la FIFA y la Sony Music; se ha impuesto a pesar del intento de boicot que sufrió cuando se la quiso interpretar como plagio de la canción “el negro no puede” de Wilfredo Vargas...

Keywords
  • fútbol,
  • Sudáfrica,
  • proyección simbólica,
  • opio del pueblo,
  • Jabulani,
  • vuvuzelas,
  • Waka Waka
Publication Date
July 6, 2010
Citation Information
Fernando Carrión Mena. "El universo simbólico del mundial de Sudáfrica" (2010)
Available at: http://works.bepress.com/fernando_carrion/406/