En estos últimos diez años hemos visto transformarse tres “plazas” importantes de la ciudad, ubicadas cada una de ellas al interior de tres tipos de centralidades urbanas y en tres lugares emblemáticos de la ciudad. Allí están los incrementos de los precios del suelo, el cambio en las construcciones y la transformación de las actividades que se desarrollan. Se trata de dos centralidades que se despliegan al interior de la ciudad de Quito: el Centro Histórico y La Mariscal Sucre; y, la tercera en uno de los Valles: la parroquia de Cumbayá, ubicada en una de las zonas de mayor dinamismo y de expansión reciente de la ciudad.

El primer caso se trata del Centro Histórico, ubicado en el lugar fundacional de Quito, que tiene una centralidad con fuerte presencia histórica -que viene desde momentos prehispánicos y coloniales-, pero que con el paso del tiempo ha venido perdiendo algunas de las funciones centrales (económicas, administrativas) pero incrementando la noción de antigüedad. Se trata de la llamada Plaza Marín, donde la municipalidad realizó una gran inversión en la construcción de estacionamientos, centros comerciales y estructura vial. Si bien cambió significativamente, no ha dejado de ser un espacio de inseguridad, seguramente porque alrededor del Monte de Piedad y ahora del centro Comercial Montufar se expenden productos robados.

El otro caso se refiere a la Mariscal Sucre, que muestra la existencia de una centralidad urbana gracias al incremento de las funciones centrales, que conducen a la reducción de su vocación residencial que se inicia 80 años atrás. Al interior de esta estructura urbana se tiene la denominada “Plaza El Quinde”, que mediante la inversión municipal en la plataforma de la Calle Foch y en obras de vialidad en la zona, logra profundizar su tendencia hacia la recreación y el turismo, aunque con problemas de seguridad.

Y, finalmente, está la Plaza de Cumbayá, ubicada en el centro parroquial del mismo nombre, que se desarrolla e incorpora a la ciudad gracias a la gran expansión urbana de Quito. Originalmente la plaza se constituyó en el lugar de encuentro de sus pobladores, cuando este pueblo estaba rodeado de haciendas y era un lugar al que se viajaban los quiteños los fines de semana con propósitos de esparcimiento. Hoy y en el marco de la última de las movilizaciones urbanas de la élite quiteña y de un desarrollo urbano desordenado e inconexo, donde existe una constelación de espacios discontinuos producto de conjuntos habitacionales cerrados que carecen de espacios públicos, la plaza principal empieza a consolidarse como referente de centralidad suburbana.

Las tres plazas se transforman por la acción Municipal, en un marco urbano de demanda, corresponde a las áreas definidas como parte del patrimonio arquitectónico y urbanístico de la ciudad y, por lo tanto, sujetas a condiciones especiales de intervención. En la Mariscal Sucre como en el Centro Histórico lo que ocurre es un proceso en que la población de altos recursos ingresos migra, mientras en Cumbayá fue la de estratos populares la que sale; por lo que, en las tres casos, se observa el fenómeno de la boutiquización, esto es, una transformación de usos del suelo que tienen a beneficiar a las actividades más rentables que las residenciales y que en última instancia se dirige hacia el turismo y la recreación de prestigio, en el marco de nuevas lógicas de consumo urbano en Quito.