La descentralización implica una readecuación de las relaciones entre el Estado y la sociedad civil que se expresa en la transferencia de competencias, de un orden central a otro de carácter provincial o cantonal.

El resurgimiento de la cuestión de lo local en el Ecuador tiene lugar a fines de la década del setenta y principios de ochenta, en el contexto de la redemocratización que vive el país. Serán la descentralización y la modernización las que pongan al orden del día el debate sobre la reforma del Estado, en el que está inscrito el tema de lo local.

De aquella época para acá, se pueden percibir dos etapas en el proceso de descentralización seguido. Una primera, que se la podría caracterizar como la vía municipal de fortalecimiento de lo local, a partir de la transferencia de recursos y competencias, así como de la ampliación de su base social a través de la participación y la representacíón.

La segunda etapa, que algunos países de la región empiezan a cabalgar, se caracteriza por la vuelta de la mirada hacía el nivel intermedio del gobierno, con el fin de remediar el vacío que produjo el peso sobre lo municipal. Este puede ser el momento para pensar globalmente en una Reforma del Estado y no solo en sus problemas. En definitiva, no se trata de un Estado más grande o pequeño, sino de concebirlo y construirlo de manera distinta.